11 de diciembre de 2022

BREVE HISTORIA DE UN DINTEL

    En la calle Flamencos número 4 permanece inmutable al paso de los años la puerta de acceso de lo que fue una antigua casa obrador textil del s. XVIII, en cuyo dintel se puede leer -con perfecta claridad- un nombre y una fecha; JUAN LUIS MELUIS AÑO DE 1738. Pero, ¿quién fue Juan Luis Meluis? ¿Por qué dejó memoria pétrea de su existencia? Sabemos por la documentación que Juan Luis Meluis llegó a Béjar con sus padres Jorge Menuis y Getrudes Mosson (naturales de la región de Bruselas) en un momento indeterminado entre finales del s. XVII y comienzos del s. XVIII. Su padre era fabricante de barraganes y sempiternas (paño basto de lana) y recaló en Béjar, donde estableció taller, atraído por la creciente industria textil lanera que, por aquel entonces, estaba favorecida y tutelada por la casa ducal bejarana. A comienzos de 1713 muere su padre, del que Meluis seguramente obtuvo sus primeros conocimientos técnicos en el arte de tejer. En 1715 nuestro protagonista era oficial en el taller del maestro francés Juan Bautista Lormier “fabricante texedor de géneros de mantelería” con quien aprendió y perfeccionó las técnicas de la pañería fina. En torno a 1716, terminada su formación, emprendió su trayectoria industrial en solitario. Comenzaba la fulgurante y breve carrera (poco más de dos décadas) de un fabricante textil de origen extranjero cuyos genes, tal y como ahora detallaremos, quedaron impresos en las grandes sagas industriales bejaranas del s. XIX y XX.




    Respecto a su biografía personal, a comienzos de 1710 casó con Ana María del Castillo. Entre 1711 y 1716 nacieron 6 hijos del matrimonio; Jetrudes (Gertrudis), María Margarita, Antonio Luis, Ana Águeda, María Ana y Josepha. María Margarita, nacida en Béjar en 1712, profesó como religiosa en el convento de las Comendadoras de Sancti Spiritus de la villa de Alcántara, donde era organista. Había aprendido música de órgano, canto llano y arpa en Béjar, Piedrahita y Plasencia. Estamos -seguramente- ante la primera mujer música documentada originaria de nuestra ciudad. Josefa Meluis, nacida en Béjar en 1716, será quien herede el negocio familiar. Casó en 1734 con Salvador Yagüe. A la muerte de su suegro, Salvador explotó y aumentó el obrador textil convirtiéndose en uno de los principales industriales bejaranos del tercer cuarto del s. XVIII. Josefa y Salvador son los bisabuelos paternos del potentado placentino Julián Yagüe, cuyas hijas se vincularon por matrimonio con las sagas industriales de los Rodríguez Arias y Gómez Rodulfo por cuya sangre corre aún los genes de su antepasado flamenco.




    En cuanto a la casa obrador que nos ocupa, sabemos que -en octubre de 1737- Meluis solicitó licencia al duque de Béjar para que le vendiese el “solar (mostrenco) de casa en esta villa y colazion de San Juan de ella a la calle del Collado, que sale del cementerio de dicha iglesia a Campo Pardo” con el fin de reedificar la casa arruinada y establecer en ella su vivienda y taller. Hasta ese momento, y durante dos décadas, había trabajado y vivido de renta en diferentes inmuebles de la villa. La prosperidad del negocio, y la necesidad de un espacio físico mayor, le obligó a buscar un lugar en el que construir y asentar de manera definitiva las máquinas de su fábrica. La venta oficial del solar se realizó en febrero de 1738 y ese mismo año se construye la casa obrador que ha llegado hasta nuestros días. Poco la disfrutó Juan Luis pues murió en Madrid el 6 de noviembre de 1739. Había acudido a la capital para ocuparse de cuestiones comerciales referentes a su profesión. Su cuerpo fue enterrado en la parroquia madrileña de Santa Cruz. Su mujer le sobrevivió 3 años, murió en mazo de 1742. A la muerte de Meluis funcionaban en su nueva casa obrador “6 telares corrientes”, entre otros artefactos textiles.

    En contadas ocasiones se tienen tantos -y tan precisos- datos de un obrador textil del periodo preindustrial bejarano. No estaría de más señalizarlo y contar su historia. Quizás adquirirlo de manera pública y dedicarlo al conocimiento del Patrimonio Industrial de nuestra ciudad. Molinos, batanes, pesqueras, tintes, tendederos y obradores formaban -y forman- parte del pasado textil de Béjar. Valorémoslo.

J. Félix Sánchez Sancho - Mayo 2022